Por: Elvira González.
Entre nervios, sentimientos encontrados, ilusones, conciencia de la realidad, su corazones latían acelerados Esa lectura del resultado juntos provocó una liberación de emociones, lágrimas, abrazo fuerte, prolongado con caricias en la espalda. Después él toma el femenino rostro con ambas manos, seca las gotas restantes, sumergido en la profundidad de sus ojos repite lo mucho que le ama. Ella también le dice. Estaban de acuerdo en que ambos se habían hecho ilusión del bebé, pero definitivamente no era el momento idóneo.Tendrían tiempo por delante, disfrutaban estar juntos. Imprimió un beso en su labios, rozando el inferior. Ella se lo mordió, solía tener esa reacción cuando le provocaba, sutil y delicioso mordisco que indicaba tenía ganas de más. Él la llevó a la librería, le ayudó a abrir, preguntó si le podía ayudar a preparar el café, preguntó a que hora llegaba su asistente. Aproximadamente tardaría una hora, antes de la llegada del grupo de lectura. Élla estaba sentada tras el mostrador escribiendo algunas cosas en la computadora.
Le preparó una infusión de canela con manzana, le dio un poco de masaje en los hombros, ella seguía escribiendo, comentó que un cable se veía flojo. Él se metió debajo del mostrador revisó la instalación todo bien. Al ver que cruzaba las piernas, subió la amplia y larga falda acarició las rodillas, las abrió. Su lengua recoría el interior de sus muslos, ella lo miró pidiendo no se detuviera. Le sacó el encaje, lo olió, bajaron la silla, el sumergido con dedicación en su ricncón favorito. Ella acariciaba el pelo, al tiempo que emtía sonidos de fuerte motivación para él. Por debajo de la blusa metió mano para acariciar sus voluptuosos atributos, ella ansiosa de la húmeda boca de su amado. Quien obediente la complacía, de pronto, suena el teléfono. (Apenas logró responder) Estaban por entregarle un pedido que solicitó con urgencia, colgó. Él provoco que tocara las estrellas y era de día, salió del escondite, la besó en los labios, estaba extasiada, ella advirtió lo sorprendería en la noche. Es es momento su amado necesitaba sentarse en un iglú, ella lo miraba fascinada, se levantó para abrazarle. Él le devolvió la prenda de encaje y se fue al baño a refrescarse, regresó justo a tiempo.
Encendió una vela de canela sobre el mostrador. Llegaron a entregar la caja con las novelas solicitadas y un libro muy especial. Dos minutos después entraba su asistente con una caja llena de bizcochos. Los enamorados se miraron, por nada los encuentran muy apasionados. Se acercó a besar a su novia, se verían hasta la noche. Sus clientas legaron, todo listo para recibirles, cada vez tenía más grupos lo cual le redituaba bastante. Sería un día con muchas actividades por realizar.
Se subió a la moto antes de ir a revisar los trabajos de la terraza en el hotel se detuvo en la joyería, había dejado un par de cosas apartadas. Según el resultado del laboratorio compraría una u otra, saludó al dueño, colocó el obsequio en un estuche el cual guardó en la chamarra. Pensaba en una forma ingeniosa para entregarle el simbólico obsequio, algo pasó por su mente, sonrió. Estaba muy enamorado, le hacía mucha ilusión el bebé, pero definitivamente era mejor así, más adelante harían planes.
Al llegar al hotel estaban terminando de colocar el piso de madera, el barandal que enmarcaría el perímetro llevaría unas repisas. Para poder colocar luces, velas y flores, así el área tendría ese efecto especial. Además de los faroles intercalados, llegó el dueño recorrieron el lugar eran tan solo detalles los que faltaban para poder inaugurar. Le gustaban tanto los diseños del arquitecto, ese equilibrio entre la estética y funcionalidad, aprovechando al máximo cada espacio. Buscando el fácil mantenimiento de los inmuebles, el trabajo que realizó en su casa móvil era impecable. Le mostró un terreno que tenía muy cerca de ahí, deseaba construir una casa para vivir ahí con su futura esposa. La pastelería quedaba cerca también, ninguno de los dos deseaba dejar de trabajar. Tenían muy claros sus intereses ya habían acordado ese ritmo de vida, ella se trasformaba cuando horneaba era una parte de ella que adoraba.
Lo invitó a comer unas hamburguesas, le platicó que la bibliotecaria también era así amaba la librería, brillaba cuando entregaba los libros. Estaban de acuerdo en que cada uno necesitaba tener sus propias actividades, eso favorecía la convivencia con la pareja. Trabajaría en una propuestas sobre los planos de su casa, La terraza quedaría lista antes del fin de semana. Les avisaría al contador y a su prometida, la morena para que fueran a ver el lugar podrían realizar su boda ahí.
Fue a su casa para trabajar un rato en algunos diseños, al llegar colocó el obsequio en su pequeña valija, junto a las cosas que llevaría al apartamento. Le había encargado comida a su amada, quien le envió un mensaje agradeciendo, le gustaba procurarle. Ella también disfrutaba cuidar de su amado, quien le tenía una sorpresa preparada.
A la hora acordada, muy puntual llegó a la librería ya estaban apagando luces, él se sentía más tranquilo con su asistente acompañándole. Un beso sutil, llevaba un paquete en el bolso, más tardaban en subirse a la moto que en llegar. Cuando entran al departamento, las pequeñas lámparas encendidas, la mesa puesta, olía delicioso. Había una jarra con té helado en el refrigedador, lo dejó un momento para ir a cambiarse. Regresó con una larga bata se seda blanca, se hizo una cola de caballo, perfumada. Al verle observó como la tela marcaba algunas partes de su figura, quizás no traía nada debajo. Antes de sentarse, bailaron mejilla con mejilla, cariñosos conversaban lo que habían sentido esperando los resultados. El aroma indicaba que la cena estaba lista, llevaron la pasta y ensalada a la mesa, el postre era un pequeño pastel de vainilla con chocolate con dos corazones. El cual compartieron, entre besos, ella se levantó para darle un paquete, emocionado lo abrió, era un libro sobre diseños hechos con madera. Era de cubierta muy elegante, papel fino, unas fotografías asombrosas, imprime un beso en sus labios. Sentados en el sillón, él tira del cordón de la seda, para descubrir que no usaba ningún encaje, pero tenía atado a la cintura un listón rojo con una llave que colgaba por debajo del ombligo.
Ella le hizo saber que esa llave era de su apartamento, pero tendría que desatar los nudos del lazo para poder quitarla, un beso profundo en boca. Comenzó a besar el cuello, bajó a elogiar sus atributos, llegó al ombligo, se puso de rodillas hábilmente desató cada nudo, quitó la llave. De pronto se levantó, guardó algo en su pantalón. Tomó el vaso con hielos, le recordó que lo envió a sentarse a un iglú en la mañana, las risas no faltaron. Con hielo en la boca roza sus voluptuosas tentaciones, enrojeciendo el centro, ella suspiraba, recorrido directo al ombligo. Toma otro le abre las piernas, primero los muslos, ella se retorcía, luego juguetea sumergido. Cumplió su cometido, lo mira encantada, le hace saber que la vuelve loca. Entonces es el turno de él, lo sienta, le quita la camisa, el pantalón para decubrir un estuche debajo. Al abrilo un hermoso collar con un aro y una perla en forma de gota, él le explica que el círculo es la unión de sus corazones. La perla simboliza las la´grimas que derramaron juntos, ese momento fue muy especial para ellos, la perla entraba en el aro. Se lo colocó, le encantaba verle desnuda con joyería, eso lo prendía.
Se le va encima, lo besa primero con ternura, le repite lo mucho que le ama, ella sentada encima de él, roces de labios, manos inquietas. Ella quiere acariciar más su virilidad, pero él le pide que mueva sus caderas, esa fricción lo tenía estremecido, las varoniles manos acariciaban sus atributos. Se miraban con tal amor que se entregaron hasta el alma. Tomados de la mano caminaron a la habitación, abrazados, entre mimos se quedaron dormidos, la noche en calma.
Apenas amaneció él despertó, la observaba tenía puesto el collar. Se levantó fue a la ducha, ella seguía dormida. Fue a la cocina, le encantaba preparar el desayuno para su amada, quien apareció un rato después, bañada, arreglada, con el collar puesto. Beso de buenos días, el jugo de naranja con jengibre estaba delicioso, los huevos tibios, el pan con mantequilla. Cuando bebían la segunda taza de café, aún era muy temprano, podrían tomarlo con un poco de calma. De pronto, tocan a la puerta con insistencia, no esperaba a nadie, se levantaron para ver por la mirilla, era…
Sentada en un cojín de meditación, desclaza, con una taza de capuchino espumoso. Velas encendidas por la salud del planeta, la paz, amor, armonía para todo el mundo. El ambiente huele a mantequilla, huevos,azúcar, leche, vainilla, canela, el pan salió del horno, va sobre la mesa al lado del cómodo sofá. Por la ventana se percibe la lluvia y la temperatura baja, lo que invita a tomar una taza de chocolate caliente con especias, o café. Mientras escucho a Hindi Zahra – Beautiful Tango – excelente canción y voz. Agradezco tu especial presencia al blog.
Respira calma. Inahla amor y exhala emocion…


















Fotografás de Elvira González.
Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright
Continuará…
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