Por: Elvira González.
Horas después dando vueltas sin parar se estacionó afuera de una lujosa casa, se bajó caminó hacia la puerta tocó tres veces, del balcón se asoma una mujer. Quien le arroja algo sin decir nada, levanta la llave y entra. Se dirige a las escaleras, con bata de seda sobre el pijama, cuando termina de bajar se besan. Van a la cocina, mientras prepara café, le cuestiona por el último depósito que le hizo. él le explica. Ella se sienta sobre la mesada a un lado de la cafetera, sirve dos tazas él toma la suya, bebe por lo menos la mitad. Entonces la señora lo prensa entre las piernas, le quita la taza mencionando que se ve poco aseado. Por lo cual necesita quitarle la camisa, él le quita la bata desabrocha la pijama, la manosea. Se comen la boca, ella le suelta el pantalón para hacerle lo que quiere, él le mete mano. «¡Tómame!» le ordena agitada, de pie sobre el mueble le enviste, gritos de ambos vaivén sin parar. Con mucha hambre terminaron, entonces él le mencionó que su hermano se había metido en líos, habría un juicio. El rostro de Grettel se transformó, Nathan le confesó que su ex le asignó parte los expedientes a un compañero. La ex esposa de su jefe le amenazó, más le valía no meterla en problemas era capaz de negar todo.
Innumerables tazas de café, emparedados, largas cintas de papel con números, lápices, depósito de sacapuntas a tope, archivos revisados, informes terminados. Verdadero maestro del engaño, Nathan había hecho añicos la confianza del jefe. Comenzaba el domingo, cansados por haber trabajado día y toda la noche. Salieron de la zapatera, como la cafetería estaba abierta decidieron desayunar de una vez. Seguramente los demás dormían, ellos necesitaban descansar y más tarde Rocco llamaría al señor Borsetti para informar que ya tenían el resultado de la auditoria. Jugo de naranja, huevos, más café, además de algunos bizcochos recién horneados. Filiberto estaba seguro de que Nathan tenía un cómplice, Leonard también. Parecía que había tejido una telaraña con tal precisión, años en la empresa, conocía cada movimiento. El jefe siempre había actuado en forma correcta, no merecía eso.
Nubia preparaba tortitas con Benedicto, acompañadas de fresas, miel, capuchino en taza grande, eso les encantaba. Tenían los labios hinchados de tanto besarse. Habían planeado dar una vuelta al vivero, sentarse en una banca entre la fuente, plantas y las aves. Después él tenía que ir de compras, compartir en pareja, eso se sentía bien.
Desde el divorcio no había tenido ningún contacto con Grettel o Gretta como le decía cuando se enojaba con ella, no le extrañaba. Ahora se sentía muy feliz, tranquilo estaba con la mujer indicada, a quien si le importaba de verdad. Nubia y él se amaban, tenían una buena comunicación, estaban bien acoplados. Si continuaban así, seguramente le pediría matrimonio, deseaba tener un hijo con ella.
La detective Harmony estaba revisando papeles desde su casa, su esposo en la cocina preparando la comida, siempre le apoyaba. Él estaba muy interesado en el caso, en que se hiciera justicia. Al trabajar con víctimas de abuso entendía bien la labor de su amada esposa. Llevaban muchos años juntos, él le ayudó a superar el ataque del cual fue víctima, era una mujer de una gran fortaleza interior.
Basilio había comprado un costal de sal en el salinero, quería que Lulú le ayudara ha hacer pruebas para envasar la sal preparada. Al romero, otra con pimentón, limón y pimienta, naranja, mostaza con miel, entre otras. Necesitaban utilizar el horno, a ambos les gustaba mucho la cocina, tal parecía que habían encontrado en el otro a su alma gemela. Para enamorarse como si fuese la primera vez, no existen los límites de edad. Él le llevaba diez años a Lulú, pero tenía tanta energía como si fuese menor. Los trabajadores que se encontraban colocando más lámparas rodeando los edificios, se acercaron con ellos, también tendrían más iluminadas las fachadas de los locales. Además de jardineras, Lulú quería colocar mesas afuera sobre una tarima, una especie de terraza techada, para colocar series creando un efecto romántico.
La tarde llegaba a su fin, Rocco no había logrado hablar con el señor Borsetti, había salido con Nubia. Le dejó un documento dentro de un sobre por debajo de la puerta.
Las chicas comenzaban a planchar la ropa para el día siguiente, además de arreglar las cosas para la semana. Cuando se abre la puerta, Nubia con una cara de felicidad como hacía mucho no la tenía. No necesitó decir nada, le abrazaron, se sentaron en la sala mientras la tetera pitaba, celebrarían que su amiga había recobrado el ánimo. Tras meses muy duros, terapias, además del apoyo y el cariño de sus hermanas. Claro que querían escuchar por lo menos algunos detalles, sabían que los chicos cooperaron con el arreglo de la terraza. Ella les mostró el collar de perlas, entre risas pícaras platicó ciertas cosas íntimas, hablaba flotando en las nubes. El jefe resultaba ser de lo más apasionado, romántico, además de guapo, y buena persona. Eso tenía totalmente olor a boda, continuaron conversando. Luego salió el tema de la auditoria.
Grettel la ex esposa de Borsetti, llamó a su abogado con quien ya había tenido amoríos, eran cercanos. Él le visitó esa noche, necesitaba saber cómo podría protegerse para no ser descubierta con los movimientos del dinero. Pensaba poner en venta la casa, la cual estaba impecable y valía mucho dinero. Así se iría a vivir a otro país, desaparecer para que no pudiesen localizarla. Su amigable abogado era experto en ese tipo de cosas, tenía muchos contactos. Pero claro que debían negociar sus términos. Él siempre estuvo enamorado de ella. Gretta lo sabía, le consideraba muy atractivo, un buen amante. También había engañado a Benedicto con él, en múltiples ocasiones, se suponía que pasaba fines de semana en clínicas de belleza. Lo cual no era cierto, se encontraba con su licenciado. Pasaron la noche juntos, acaramelados recordando viejos tiempos de agitada pasión. Al día siguiente debía llamar a la inmobiliaria (en la que casualmente Vívian era la experta). Para poner la propiedad en venta, aunque bajara el precio para agilizar la venta.
Un día antes del juicio…
Iniciando la semana el teléfono de Vívian suena, su jefe solicitaba una cita urgente con una clienta que tenía una lujosa casa. Ella accede sale en poco tiempo a ver a la señora, al llegar ve la casa desde fuera. Lujo y buen gusto, el jardín muy bien arreglado, se baja del automóvil. Toca la puerta, una mujer muy elegante abre, se presenta con apellido de soltera obviamente. Le muestra la propiedad, explicando que cómo se había divorciado tiempo atrás, quería cambiar a un lugar sin recuerdos. Lo que sonaba creíble, Vívan con una cartera de clientes con mucho potencial, promovería la venta del inmueble inmediatamente. Gretta no deseaba que colocara carteles de venta, prefería fuese con cierta discreción, lo consideraba de más clase.
Junta en la fábrica con Rocco, Filiberto y Leonard, antes de la hora de entrada, entregando resultados de la auditoria a Borsetti. Lo más delicado era el saber que tenía un cómplice, lo complicado rastrear a quien le enviaba recursos. Otro atenuante en contra de Nathan, información que sería útil para la detective…
Sentada en un cojín de meditación, descalza, con una taza de café capuchino espumoso con canela. Velas encendidas con buenas intenciones, salud para el planeta y paz para todos. Escucho Assim Vocé Mata o Papai -Sorriso Maroto- Cover by Serge Nikol & Etric Lyons. Así te recibo cómodo sofá, café y canapés dulces. Gracias por tu vista al blog.
Respira calma. Inhala armonía y exhala empatía…




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Continuará…
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