Autora: Elvira González.
Esa primera noche como recién casados tras dar rienda suelta a su pasión y entrega del corazón, pero justo antes de meterse a la cama a descansar. El enamorado artista siente un fuerte y peculiar dolor en el abdomen, palidece un poco, respira hondo se refresca y logra restablecerse. Su amada le llama deseosa de acurrucarse entre sus brazos, de esa forma le gustaba quedarse dormida. Había algo en esas dulces caricias en la cabeza que le resultaban muy relajantes, quizás se debía a que desde niña su abuela solía hacer eso,. Entonces su mente lo relacionaba con el bienestar, un momento acogedor y cálido. Igual que sentarse a leer antes de dormir bebiendo una taza de infusión de manzanilla con lavanda y miel, se convertía en algo muy especial, esos hábitos tan gratos.
Al día siguiente regresaron a la casa, antes de salir del hotel tenía un mensaje de parte de uno de sus colaboradores quien ayudó a preparar la propuesta de matrimonio. Los abuelos estaban felice y deseosos de contraer nupcias a la brevedad, por esa razón llamó para pedir que no desmontaran aún el arco bajo el cual se casaron. Todo estaría listo para que se casaran la abuela Anne y Emiliano, al comentarlo con Annelise se emocionó tanto. Ver esa expresión en su rostro resultó un bálsamo para su salud, aquel dolor en el abdomen no regresó por el resto del fin de semana. Pensó en comer menos cantidad, quizás era momento de evitar la ingestade ciertos alimentos.
De regreso en aquel hermoso lugar, les recibieron con un camino de pétalos hacia la casa y refescante bebida de piña, naranja y toque de jengibre en copas. Y los novios se encontraban eligiendo que ponerse para la ceremonia, entonces los recién casados fueron a ofrecer ayuda. Annelise con su abuela a quien ayudó a peinarse, tenía un traje en un pálido rosa, le colocó un hermosa flor blanca arriba del pequeño chongo. Llevaba un collar de perlas y pendientes discretos en juego. Mientras tanto el nervioso Emiliano algo preocupado pues no tenía las argollas todavía, las había encargado a una joyería. Antoine le pidió que esperara unos minutos y al regresar le entregó un estuche antiguo de piel, cuando lo abrió conmovido eran dos alianzas de oro. Eran las de sus padres, la de su mamá tenía la inicial de la abuela y justo la del papá era la indicada para él. Ese gesto significaba mucho y sería bien recibido por la abuela y Annelise.
Justo antes de la hora de la comida el juez estaba listo para casar a la adorable pareja, la gentil florista regaló un ramo a la novia. Un violinista amenizaba, el amor flotaba en el aire, Antoine entregó a la bella dama, la emoción ansiosa por brotar de los ojos, se prometieron provocar más de una sonrisa al día, besarse con amor por lo menos tres veces. Abrazarse con todas sus ganas y hacer las paces con cosquillas si acaso hacía falta contentarse. Vivirían juntos cada aliento aunque llegara la ausencia de dientes, amarse, bailar hasta cansarse, cuidarse y cocinar juntos.
Una ceremonia con muy pocos testigos pero contaba la calidad y el cariño, la novia lanzó el ramo y la mujer de la florería lo agrarró. El hermoso gesto que Antoine tuvo al obsequiar las alianzas que fueron de sus padres había dejado huellas en sus corazones. Annelise le hizo aber lo orgullosa que se sentía de ser su esposa, tenía un corazón que valía todo, además organizar la boda para sus abuelos. A partir de ese momento así llamaría a Emiliano el auelo Emi, lo cual lleno de más alegría al novio. El plato con aceitunas, jamón serrano, quesos,el paté, pan crujiente, además del arroz con mariscos, costillas de cerdo al horno y pastel de capuchino. Todo organizado por el personal de Antoine quienes le conocían bien y realizaban cualquie petición siempre con ánimo.
Bailaron esa tarde y terminaron cantando alegres un poco por el vino blanco espumoso, la única que no podía beber esa delicia era Annelise pero no paraba de reír. Llenaron la casita de huéspedes de pétalos de rosa y velas, cuando los novios entraron por la puerta el doble batiente movió la alfombra floral. Claro que Emiliano no trataría de cargar a su amada Anne, por lo cual hicieron broma y las carcajadas serían inolvidables. Eso provocó que Anne tuviese casi que correr al cuarto de baño, apretando la piernas había bebido mucha agua por la sed que le produjo el vino.
Al día siguiente después del desayuno abundante, plato de fruta, jugo de naranja, limón y mango. Tortillas francesas con espinacas, queso, al lado tocino crujiente, papas asadas con cebolla, café y pequeños panes al estio francés, café. Todos tenían hambre, parecía que la noche de bodas y luna de miel danza de caderas agitadas(cada pareja a su ritmo) les dejaron agotados. El chófer esperaba para llevarles a casa, una parte de ellos quería llegar a su espacio, pero porotro lado la pequeña casita de huépedes resultaba ser encantadora. Como los detalles y atenciones de Antoine junto con Annelise hacían difícil su partida, entre abrazos, palabras de cariño y agradecimiento se despidieron.
Annelise se quedó dormida sentada después de beber una taza de infusión de manzanilla abrazada por Antoine quien acariciaba su cabello. Entonces él suspiró con esa sensación que deja el hacer cosas buenas por otros, le avisaron que tenía una llamada y con cuidado de no despertar a su mujer fue a contestar. Colocó en el oído para escuchar y se quedó con la expresión de preocupación, se recargó en el escritorio. Estaba de pie, de pronto se lleva la mano derecha al abdomen, apretaba los párpados cerrados, tal vez algo mareado, se deja caer en la silla cuando…
El tiempo presente de Annelise…
De pronto, Annelise despierta algo apenada al darse cuenta que se acurrucó encima de Daniel, la baba en su camisa le hizo ruborizarse. Algo que encontró toalente irresistible y la forma en la cual le miró permitió que ella notara que se sentía atraído. Tras beber algo de agua con rodajas de limón ambos, él pide que continúe la historia con Antoine.
Si algo sabía hacer bien era escuchar, Daniel ponía especial atención a cada detalle, la hacía sentir importante y en verdad le interesaba. Cuando llegaba a un punto crucial en el desenlace, ella decidió que debía hacer una pausa y quería escuchar algo de la vida del gentil amigo. Entonces hizo un buen resumen y comenzó a hablar de la mujer que le hizo ver la vida de otra manera. Aquella voluptuosa dama le llevaba diez años lo cual resultó ser de alguna forma una ventaja, Era una fotógrafa muy apasionada que le hizo vivir cosas que jamás hubiese imaginado…
Mientras escuchaba eso, por la mente de Annelise pasaba lo atractivo que era e imaginaba lo sensual, ardiente y adorable que era Daniel. En ese momento le hubiese besado, algo que tenía mucho tiempo sin querer hacer, respiró hondo y continuó escuchando su narrativa. Parecía estar leyendo una novela escrita con pasión, había viajado por casi todo el mundo, resultaba que Daniel hablaba varios idiomas. Se encontraba sentada con las piernas cruzadas sobre el sillón, uno frente al otro, en un instante un calambre le da en la pierna izquierda a la altura del muslo. Annelise no lograba moverse para hacer que parara y Daniel en forma rápida sube algo la larga falda y maniula su torneada pierna. En breve le quitó el malestar, se levantó por un plátano y pidió se lo comiese, Se quedó con las pienas estiraras y él se ofreció a brindar un masaje en sus pies, algo que disfrutaba era que frotaran sus pies. Con un poco de aceite sentado frente a ella comenzó a hacer que se sintiera mejor, al tiempo que continuaba la historia con la apasionada fotógrafa como Annelise lo pidió y…
Sentada en un cojín, descalza, con una taza de tisana de frutos rojos, naranja, jengibre y endulzada con miel. Las tradicionales velas esperando a ser encendidas bañadas de buenas intenciones, por la salud, paz, amor, luz armonía, prosperidad y abundancia para todos los seres humanos, nos merecemos un mundo mejor. El ambiente huele a natas con toque de cítricos y glaseado con ralladura verde. Sobre la mesa hay tres, emparedados de pastrami y tomate, servicio de té y café. El cómodo sofá en color beige justo se encuentra en frente al balcón el atardecer comienza a desfilar con sus tonos. Mientras escucho «Creep» Featuring Effie Passero -Postmodern Jukebox- Cleveland, Ohio- me impresionó su pasión y la voz que tiene es para erizar la piel. Agradeciendo tu cálida visita al blog.
Respira calma. Inhala amor y exhala vida…
Fotografías de Elvira González.
Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright
Continuará…
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