Autora: Elvira González.
Aquella habitación había sido el escenario de varios encuentros de alta temperatura en un fin de semana, claro que además del cobertizo, la sala los tentaba lo evitaron. Tras ejercitarse de nuevo el hambre ejerció una fuerza magnética que finalmente les llevó a la cocina, de la mano y muy dispuestos a preparar tortitas, tocino crujiente, esos huevos fritos que tal antojo le provocaban. Café para hacer sentir al cuerpo esa calidez que a su paso parecía armonizar con cada bocado. Para su sorpresa los tórtolos de años de oro se encontraban llevando pilas de aquelas delicias esponjosas con mantequilla a medio derretir, tocino con ese tono dorado perfecto. Huevos fritos salían de la sartén tan bien ejecutados que estaban casi listos para ser fotografiados, el aroma que se escapaba de la cafetera metálica sobre la estufa. Comenzaba ahacer ebullición todo parecía en tal sincronía como si un director de orquesta estuviese dirigiendo la melodía. La cual se llamada «buenos días»…
Emiliano disfrutaba tanto preparar el desayuno era ese momento en el cual alimentar el cuerpo, nutrir el espíritu y plasmar una sonrisa en el rostro le parecía algo genial. Un buen desayuno brindaría una jornada encantadora y productiva solía decir, claro que si encima de todo compartiría los alimentos con su amada Anna suspiraría también. Esa mañana de domingo tras dormir abrazados, decidieron preparar un banquete para despedir a Annelise junto con Antoine a quien parecían ya tener cierto aprecio. Pese al tema de tan drástica diferencia de edad (que les preocupaba) el artista en realidad se había esmerado con todas sus atenciones y resultaba ser agradable y hasta simpático.
Saludaron con afecto a la abuela Anne y a Emiliano quienes tenían la mesa puesta en el jardín junto al frondoso árbol que parecía estar agradecido con la música y la compañía. Colaboraron a llevar lo que faltaba, adempas de la miel de abeja, sirope de maple, ese caramelo de leche cremoso, queso para untar, canela en polvo, azúcar y leche. Tanto la abuela como la nieta solían comer una parte de las tortitas con miel de abeja, otra con el sirope, la parte más grande con el dulce hecho a base de azúcar, mantequilla y leche. Apenas se miraron como cómplices y cada una al mismo tiempo ejecutaron tal división, pero en esa ocasión Annelise comió una segunda ración, algo parecía incitar su apetito.
Cuando terminaron de desayunar, se quedaron conversando, dos tazas de café después entre todos levantaron los platos y Annelise se ofreció a lavar toda la cerámica y vasos. Antoine secaba con maestría y Emiliano guardaba en cada gabinete, mientras la dulce Anne se encargaba de vaciar los recipientes de la miel de abeja, sirope y cremoso dulce. La música de fondo romántica en italiano sorprendía de pronto a Emiliano que no podía resistir y cantar a su novia por lo menos una frase que le hiciera suspirar. Era un romántico hasta el hueso, lo cual ella adoraba, se miraban con amor y una gran ternura. Despedida de mil abrazos entre la abuela y la nieta, acordaban hablar pronto, como siempre le avisaba al llegar a su destino, lo que agradecía. Al abrazar a Antoine susurró cerca del oído que cuidase mucho de su nieta quien era su más preciado tesoro, dijo que también para lo era para él, tratarían de ir más seguido. Además de invitar a ambos a pasar unos días en su hogar, tenía una acogedora casa de huéspedes donde podrían estar cómodos tener privacidad y ser bien atendidos. Como Emiliano ya no manejaba en carretera, ofreció enviar a un chófer de confianza para recogerles, ese detalle le agradó a su abuela Anne, sería importante conocer aquel lugar.
Manejaba con cuidado y la sonrisa en los labios mientras Annelise sentada a su lado no dejaba de hablar con la mano sobre el muslo de Antoine. Quien recordaba lo excitante que resultó er haberse detenido en la carretera de ida y agitar sus caderas dentro de aquella vieja camioneta, la cual ahora tenía más valor para él. Tal vez conocía más a Annelise de lo que imaginaba pues de nuevo le frotaba por el interior y subía. Lo que resultaba encender su temperatura, no tardó en insistir en provocar a su prometido. Annelise era muy ardiente por naturaleza, pero algo sucedía pues más de una vez aquella mañana de forma muy placentera, ella mencionó lo complacida que estaba. Pero en ese momento quería otro encuentro, abrió el cierre del pantalón y no obtubo el resultado que deseaba, lo cual le resultó desconcertante. Antoine aclaró que disfrutaba mucho sus caricias pero se sentía un poco cansado entonces, Annelise algo incómoda, e irritable y se suscita una breve discusión entre ellos.
Antoine encuentra un lugar con árboles y sombra para detenerse, estacionado la mira y no se contiene en decirle lo sexy que lucía enojada. Por primera vez le veía con una alteración en el carácter, algo que en definitiva no era la normalidad en su amada. Y la abraza para callarle la boca con un beso profundo al cual responde ardiente, abre la blusa se su novia para descubrir sus enormes atributos, elogia con la boca. Ella sonríe agitada y dispuesta a sentarse encima de su hombre, pero en realidad sentía cierto cansancio, toma la mano de ella y le muestra que era cverda, solo necesitaba descanso. Annelise extrañada pregunta si eso pasaría seguido, él le tranquiliza y hace que cuente las veces que tuvieron tales encuentros. Luego la sienta a su lado le rodea por detrás. Una mano arriba y la otra sumergida entre sus piernas en pocos minutos sus hábiles dedos logran hacerle estremecer de tal forma que canta con mucha fuerza. Se queda relajada eso le había gustado se besan rico y despacio, le abraza hicieron las pases. Antoine en ese momento le pregunta directamente por la fecha del calendario y vuelve a tomar carretera al tempo que recapitula sobre ciertos síntomas que presenta. Annelise se queda pensando, sin decir nada saca de su bolso una agenda revisa los días y cuenta nuevamente, se leva las manos a la cara para cubrir sus ojos permanece muda…
En tiempo actual…
Su estancia de horas en aquel hospital pareció sentirse como días ahí, con el caramelo de cereza en la boca, una rosa en la mano ambas cosas obsequio de Daniel. Suspiró profundo pidió a Dios conceder su deseo el cual repitió en forma silenciosa unas tres veces agradeciendo como si ya estuviese concedido. Luego recordó la mirada de Daniel a quien cada vez que veía le motivaba a percibirse cómoda, en calma, alegre. Además de su inspiradora pasión por los libros, era varonil, pulcro, gentil y carismático, al darle el frasco de caramelos y las rosas algo en su mirada era diferente. Pensaba que él podría dormir en el sofá que al desplegarse se hacía cama, tenía unos meses de haber adquirido esa pieza solo por si acaso lo necesitaba. Ahora sería de gran utilidad para que su gentil amigo pasara la noce en su casa, luego recordó los vegetales que compró.
Un rato después regresó Daniel y cuando llegaron al apartamento se sintió tan feliz y le ofreció preparar emparedados para comer, aceptó con gusto pero él os prepararía. Ella debia sentarse cómoda según las indicaciones del doctor, Sacó las compras del bolso avó los tomates y los vegetales, rebanó pan, queso,derritó un poco de mantequilla para que las dos caras del emparedado quedaran con ese toque de parmesano, pimienta y romero. Ambos bebían agua mineral con rodajas de limón, escuchaban viejas canciones romántica en francés lo cual mencionaron que parecía ser la ambientación de una novela del género favorito de Annelise. Entonces la conversación se tornó de lo más divertida entraron en la narración construyendo la historia sobre como se conocieron. Por supuesto Daniel aprovecharía para dejarle saber lo enamorado que se sentía (el personaje) solía ser creativo e ingenioso.
Entonó una voz con acento francés Dabiel (en personaje) confesaba que cuando habían chocado sus carritos en aquel supermercado. Su corazón quedó flechado al descubrir que les gustaban los mismos quesos, la pasión por la mantequilla, el café con croissant y mermelada de frutos rojos. Deseaba baillar con calcetines y en pijamas frente a la chimenea cada noche y recorrer el pasillo rumbo a la habitación mientras se comían a besos. A lo que Annelise un poco sonrrojada y entre risas haciendo voz sensual respondió (en personaje con acentó americano) ella le hacía saber lo guapo que se veía con la camisa abierta. Ese abdomen indicaba que el trabajo físico en el establo le brindaba la gran oportunidad de ejercitarse suelta la carcajada. En ese momento Daniel llevaba los platos con los emparedados le brinda el suyo tenía la camisa un poco abieta, se alcanzaba a ver que estaba en forma. Quizás no tanto como el personaje de novela que inventaban, la mirada de Annelise registro a detalle lo bien que se veía.
Pausaron la actuación de sus «personajes» se sentó a su lado y ambos mordieron aquel delicioso bocadillo con doble queso derretido. Emitiendo sonidos placenteros, la conversación entre ellos era cómoda sin nerviosismo, Para cuando terminaron de comer el antojo de algo dulce se hizo presente, Daniel preparó café capuchino con canela espolvoreada y Annelise le mencionó una lata de galletas, la cual se convirtió en un deleite, había gran surtido en el interior. Algunas con mermelada al centro, chocolate, nuez, almendras, vainilla y otra con chocos azucarados. De pronto los dedos de ambos se rozan dentro del recipiente querían la misma pasta dulce, se miran pasando saliva…
Sentada en un cojín suave, descalza, una taza de aromático café con leche recién hecho y endulzado con mascabado. El espacio lleno de velas encendidas que iluminan el camino de la esperanza, brindan paz y estimulan armonía para nuestro mundo cubierto de bendiciones como el amor, empatía, salud, tranquilidad, prosperidad y abundancia. Sobre la mesa de sólida madera, se encuentran los bizcochos una mezcla de jengibre, canela, almendras y trozos de manzanas en el interior huele delicioso, también esos pequeños emparedados de jamón y queso, servicio de café e infusiones. El cómodo sofá lleno de cojines en tonos entre crema y beige como el tapiz, frente al muro por el cual se desliza una cortina de agua de sonido que resulta muy relajante. Mientras escucho a Cynthia Erivo’s powerhouse perfonmance of Nothing Compares To You una asombrosa voz. Agradeciendo tu grata presencia al blog.
Respira calma. Inhala amor y exhala vida…
Fotografías de Elvira González.
Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright
Continuará…
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