Autora: Elvira González.
Al día siguiente después de haber concluido la velada empalagados de tantos besos y miel, alegaban un poco. Él hechaba la culpa a los deliciosos champiñones, quizás alguno de los ingredientes en combinación detonaba que la especia principal hechizara. De tal forma que las hormonas se les alborotaban tanto como en la adolescencia ahora en la segunda etapa y con más ganas. Entonces con la pala de madera en mano despuésde revolver los huevos con cebolla y jamón la movía en ceñal de regaño. Para después soltar la carcajada, pues quien diría que a su edad algo madura tenía a dos hombres, marido y médico tratando de seducirle. Encontraba muy sexy que su amado se sintiera celoso del viejo vecino quien además como doctor estaba acostumbrado a muchas cosas. Levantó una ceja mientras vertía el agua en el interior de la cafetera, si acaso le hacía enfadar con fingir un mareo haría que su hombre de bata blanca asistiera.
Emiliano defendía su postura y argumentaba que podía besar a su esposa frente a cualquiera y eso no significba que pasara por un ataque de celos. Después de la segunda taza de café con leche, Anne recogió los platos para comenzar a lavar y Emiliano le besó en los labios, debía salir a la tienda comprar unos tornillos para poner una repisa. Habían arreglado el cuarto donde se encontraban as herramientas, sillas, escalera y otras cosas. Apenas sale Emiliano se sirve un vaso con té helado con limón del refrigerador y se sienta junto a la mesada en donde tenía una libreta. El teléfono timbró una vez y responde, era su nieta Annelise quien se escuchaba tan contenta, casi podía ver la gran sonrisa.
Todavía se encontraba en la suite del lujoso hotel en donde su amado Daniel le llevó para entregarle alma y corazón. Estaban tan a gusto que pasarían otra noche ahí y en ese momento él había tenido que salir a ver unos detalles de carpintería de la librería. así que sin dudar llamó a la abuela. Que atenta escuchaba la narración de la cena de la noche anterior, fue breve al mencionar los besos ardientes dentro del elegante vehículo. El letrero pidiendo que fuese su novia, el anuncio de pasar la noche en un espacio especial y que al presentar a su socio con formalidad. Resultaba ser su papá, tras tantos años de creer que estaba en el cielo, la abuela se queda impactada. No comprendía la razón y atenta escuchaba la historia.
Parecía como salido de una película, no lo podía creer, de pronto hace una pausa para preguntar si acaso estaba Emiliano con ella. Quería hospedar a sus abuelos en el hotel con todas la comodidades y organizar una comida en el maravilloso restaurante de Severino. Para invitar también a su mamá claro qu acpmpañada de Archivaldo, lo que no sabía era si darle antes del festejo para Emiliano. La idea había sido de Daniel, pues ese encuentro era necesario propiciarlo, Para que ambos continuaran con sus vidas escribiendo nuevos párrafos con ilusión y liberados por el perdón.
Apoyaba la idea, pues además al estar todos presentes conocía la calidez de Severino quien seguro armonizaría el encuentro. Y aquel día que asistieron a la casa de la abuela Archivaldo resultó ser una amalgama genial para unir madre e hija. Entonces haría los arreglos para festejar el cumpleaños de Emiliano y Anne le diría que Annelise les invita a pasar un par de días por allá para conocer a su novio Daniel.
Apenas terminaba la llamada se escucha la llave en la puerta, era su esposo quien estaba muy animado con la compra de los tornillos. Y además había tenido una larga charla con la señora de la tienda quien resultaba ser viuda, un poco más joven que Anne tal vez, menos guapa. Pero con unas buenas caderas y atributos, además muy simpática, sin dudar ni un instante había organizado una cita para hacer de cupido. Cuando termina de decirle todo eso se sienta a su lado, imprime un beso suave en los labios y pregunta qué le parece. Quería hacer esa misma noche una cena, la mujer de los tornillos se ofrecía a llevar el postre. Faltaba invitar a el doctor Fernando, podrían preparar pasta al horno con crema de albahaca y queso y una cña de filete con pequeñas papas. Cebollas y bañada en cerveza con naranja, toque de ajo, Anne movía la cabeza mencionando lo tremendo que era. Y entonces llamó a Fernando quien sin dudar aceptó, ofreciendo claborar con el vino y pastas dulces.
Emiliano se lava las manos para comenzar a preparar los platillos, Anne llama al carnicero para hacer el pedido. Ya había comprado varias barras de pan crujiente, así que mezclaría la mantequilla con ajo y aceitunas, ya rebanado con la mezcla untada añadiría parmesano.La crema de albahaca inundaba con su delicioso aroma el ambiente, disfrutaban cocinar juntos. Eligiría un mantel azul claro para la mesa del jardín, quien tal vez podría añadir otra historia más. Con suerte Fernando y la curvilínea Fergie le apretaría los tornillos al varonil doctor.
Apenas anocheció encendían velas colocadas al centro de la mesa, la temperatura era cálida, agradable. Primero llegó la muer de los tornillos, con un vestido de falda larga y escote redondo que dejaba ver parte de sus atributos. Pelo corto a mitad del cuello con algunas luces para disimular las canas, ojos grandes y verdes, tez clara. En la manos un pastel de chocolate con betún del mismo sabor que lucía espléndido, además de una maceta con una hermosa orquídea para agradecer a Anne. Resultó ser encantadora y acomedida, minutos después llegó Fernando vestido de azul, oliendo a loción. Cuando se miran ambos quedan complacidos.
La velada un éxito, delicias circulaban por la mesa, charla cálida y sonrisas de todos, Fergie y Fernando sentados uno al lado del otro. Rozaban el brazo o los dedos de sus manos, parecían tener dos magnetos Con el chocolate derretido en sus bocas ya se miraban de otra forma. Ella no llevaba coche y justo Fernando tampoco, pero se ofreció a ir por el suyo a dos puertas de distancia para llevarle a su casa. Fergie acepta sin titubear.
Caminan con los brazos sueltos y las manos se rozan, él engancha su dedo meñique y cruzan miradas coquetas. Al llegar a casa de él abre la puerta y le invita a pasar, apenas tomara la llave del coche se irían. Pero el lenguaje corporal de ambos gritaba deseo y sin más junto al mueble detrás del sillón la rodea por la cintura y ella toma la camisa. Sus respiraciones muy agitadas y Fernando elogia lo guapa que es y confiesa sentirse seducido. Fergie acaricia el rostro del atractivo médico. Ambos viudos, libres, de temperamento ardiente, ella le pregunta si acaso se desmaya le daría respiración de boca para revivir. Asiente entre serio y excitado, ella simula un desvanecimiento, Fernando le come la boca y ella a él. Las manos de los dos muy ágiles, fueron dejando camino de prendas para terminar en la sala, acariciando, aferrado a sus enormes atributos. Fergie encima de Fernando parecían tener muy buenos pulmones y ella aprobaría la firme virilidad del doctor en buena forma. Invitada a dormir se quedaba…
En la lejanía de otra ciudad…
Degustaban camarones, pescado, arroz, algunos vegetales asados, vino, felices y muy relajados, el postre era helado y café. Anette le toma de la mano para llevar a su amado Archivaldo al interior de una sofisticada tienda. Al ver que sobre una mesa tenía diferentes piezas para hacer castillos de arena, peces, estrellas de mar entre otras, se emocionó tanto. Abrazó a su esposa y le besaba la frente y mejillas agradeciendo, eso le traía gratos recuerdos. Siempre quiso tener juguetes para la playa. Cuando niño solía improvisar con algún bote de plástico, así que se ambos se sentaron cómodos, para jugar juntos, por un rato sintieron mayor juventud. Terminaron llenos de arena hasta dentro del bañador y le la mano al anochecer se metieron desnudos al mar hasta la cintura. Mojados risa tras risa en el interior de la tienda estrenaron aquel amplio camaastro, agitadas caderas, caricias con algo de arena, cantaron juntos su amor…
El tiempo presente de Annelise…
Después de conversar con su abuela, eligió llamar a su madre, pero como no le encontró dejó un mensaje. Esperaba a Daniel quien se encontraba con Severino revisando detalles en la librería, estaba creando un espacio dedicado a Annelise. Quien era una ferviente lectora. Y como padre de su novia no podría estar más de acuerdo, tenía aprecio por Daniel en quien le apoyó para encontarse con ella. Confesó estar buscando un muy especial anillos de compromiso, la idea de la formalidad le complació a Severino.
Marianne estaba en el restaurante y no podía dejar de pensar en Severino y él se encontraba igual. En la charla del deayuno, pensaban en no afectar su relación laboral, pero al despedirse quedaron abrazados nariz con nariiz. Severino propone a Marianne ir a su apartamento a cenar, ambos parecían no poder contenerse más, sin embargo al interior de «Al vapor» tendrían que mantener un trato serio.
Daniel mencionaba la reunión familiar que planeaba Annelise y en definitiva otorgaba la razón a la importancia del perdón. Severino estaba agradecido por tener a Daniel como socio, amigo y novio de su hija. Todo se acomodaba de la forma convenientecomo piezas de un rompecabezas listas para embonar en el momento preciso….
Sentada en un banco de madera, descalza con un batido de manzana con canela y cardamomo. Velas encendidas enmarcando el espacio creado para una grata iluminación evocando la paz, salud, bienestar, amor, luz, prosperidad y abundancia para todo el planeta. El aroma a bizcocho de jengibre, sobre la mesa hay tres, emparedados de salami y queso también. Servicio de café e infusiones, el cómodo sofá frente al brillante atardecer. Mientras escucho a Ben I’Oncle Soul- These Arms Of Mine- excelente. Agradeciendo tu cálida visita al blog.
Respira calma. Inhala amor y exhala vida…
Fotografías de Elvira González.
Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright
Continuará…
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